domingo, 2 de abril de 2017

Mistica

Más allá de las creencias religiosas de los hinchas, nadie podrá olvidar aquel equipo. Siempre se oyó, y se seguirá oyendo decir en algún café del barrio: “La mística del equipo de Don Ernesto era increíble”. 
Don Ernesto era el DT en aquellos tiempos. Había dirigido en su época de apogeo varios equipos grandes, pero con los años, sus conceptos e ideas habían endurecido tanto como sus articulaciones. Pero su espíritu se mantenía  juvenil y arrollador. Y eso trataba de transmitirles a sus jugadores. Aunque para los jugadores esto era difícil de llevar a la práctica, ya que don Ernesto era polaco y jamás había aprendido el castellano, y su traductor de toda la vida había fallecido. 
Lo único que sabia decir era: “Mística, mística” cuando las cosas no iban tal cual él lo había planeado. Y los jugadores sabían que había llegado el momento de cambiar la actitud y poner lo que había que poner. Y esto sucedía bastante a menudo. En realidad pasaba todos los sábados a la tarde. El equipo era un desastre, más en el fondo de la tabla no podía estar. 
Pero Don Ernesto no aflojaba. Ya lo habían querido echar pero él no se daba por aludido. 
Con la excusa de que no entendía el idioma, él se quedaba. Y así fue que se ganó el cariño de la hinchada. Con esa tozudez y su palabra a cuestas.
Hoy paso por el club y veo lo que queda. Finalmente fue desafiliado porque había sido el último de la última categoría y no quedaba otro camino.
Y se lo ve caminando alrededor de la abandonada cancha, diciendo por lo bajo:

“Mística, mística”

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