Hay silencios que dicen mucho
y palabras que no dicen nada.
Hay silencios que preguntan a fondo
y preguntas que no profundizan.
Hay silencios que emocionan
y emociones que enfrían por su falsedad.
Hay silencios que son abrazos cálidos
y abrazos más fríos que un tempano.
Si usáramos mejor nuestros silencios
no necesitaríamos tantas palabras.