miércoles, 24 de septiembre de 2008

50 y la puta que vale la pena estar vivo!




(Cincuenta en romanos es una L, ¿casualidad con la inicial de mi nombre?)
El viernes 19 cumplí orgullosos 50 años. Fue un día plagado, repleto de emociones. Algunos fueron testigos. Arranque a la mañana en un reunión trimestral de la compañía, donde después de un par de charlas a cargo de directivos, el director de RRHH me hizo pasar al escenario para soplar un vela por mi cumpleaños y por el de la compañía (que cumplió 16 años un par de días antes). Aplausos y el tradicional canto, hicieron que mi garganta se cerrara y ni siquiera pude decir gracias por la torta. Y a la noche en casa, fue tremendo. Emociones por doquier. Hijos, familia, amigos, y un libro que un amigo del alma (Jorge Sklenar) armó con recuerdos de otros tantos amigos, que me dejo casi sin habla. Agradecí con el hilo de voz que las lágrimas dejaban escapar. El libro se llama "50 años-50 historias". Tremendo. El aporte de Luichi fue vital. Reí y llore leyéndolo. Y cada vez que lo vuelvo a leer, me pasa lo mismo. Río y lloro. Mago por un lado, y cantos a cargo de Clari, con Matu en el teclado.
Gracias totales a Tesi, Clari, Luichi, Matu y Die, por ese cuadro tremendo que resume mis 50 años.
Gracias a mi viejos y a mis hermanos, por estar, cerca o lejos, pero estar, en este momento de mi vida.
Gracias a todos los que participaron contando cosas en el libro de mi vida, recordando lo olvidado.
Y como dijo Alterio en Caballos Salvajes: LA PUTA QUE VALE LA PENA ESTAR VIVO!!!!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Paradoja


Manos sin dedos
tocan cuerdas sin guitarras
para sordos que no quieren oír.

Pinceles sin óleo
pintan cuadros de blanco
para ciegos que no quieren ver.

Un dios malo le hace trampas
a un diablo bueno en un juego de tarot,
Discepolo resucita
para quemar su cambalache.

Las manos de Neruda pintan
desesperadamente un cuadro
llenos de odas y canciones
mientras las manos de Picasso
escriben poemas en forma de cubo.
Ciegos debaten con El principito
sobre la invisibilidad de lo esencial,
mientras un rengo discute con Machado
sobre la teoría de los caminantes.

martes, 9 de septiembre de 2008

Familia


Eran casi las 6 de un frío día de invierno. La tarde cayó rápidamente. Tuvo la suerte de hacerlo sobre un mullido colchón, lo que amortiguó su caída.
Quedó medio atontada del golpe, más el cansancio del trabajo, se tapó con una manta, se hizo noche y se durmió.
El amanecer, indicaba el nacimiento de una nueva mañana. Muy remolonamente, saludó a su padre, el Sol, y se dispuso como siempre, y desde hace miles de años, a esperar que pasaran las horas hasta que llegara su hermano.
Su pasatiempo favorito es, contar chistes. Los preferidos son aquellos donde se mezcla la realidad, la vida de todos los días con el humor, y sobre todo en forma de adivinanza. Sus preferidos son el del colmo de un bombero y el de un zapatero.
El del bombero es tener un hijo chorro y una hija manguera, y el del zapatero, atarse los zapatos con el cordón de la esquina.
A las 12 en punto, aparece el hermanito, el mediodía, quien es el encargado de traer el almuerzo para todos. Pero como es chiquito, solo se queda hasta las 2 cuando aparece, cuando no está demorada por alguna razón, su otra hermana, la tarde.
A medida a que pasan las horas, se encapricha para transformarse en tardecita, para luego empezar a caer nuevamente, como ayer y como siempre, sobre el colchón y repetir las misma historia de las horas y el paso del tiempo, por los siglos de los siglos.
Extraña familia.
PadreSol y MadreLuna, rara vez están juntos, siempre se miran a la distancia. De tanto en tanto, se acercan un poco hasta eclipsare el uno al otro.
Tres hermanas y un hermanito que apenas están juntos, solo un rápido “hola” y un “adiós”, quizás algún almuerzo compartido.
Algo debe haber en esa familia, para que el paso del tiempo y la desgastante rutina, no los haya hecho tirar todo por la ventana del tiempo, y que otros se encarguen del día.